La fotografía de arquitectura es una disciplina que se inicia con la necesidad que tiene el Ministerio de Bienes Culturales Francés de documentar los edificios históricos del país, en el año 1851, de modo que comienza un proceso de elaboración de una documentación definitoria de estos edificios, con muchas dificultades debido a que el proceso de ilustración existente era muy laborioso.
A medida que se va avanzando en el tiempo también cambian las técnicas y los medios, como por ejemplo, con el inicio del uso de la fotografía como medio para mostrar novedades sobre los edificios coetáneos más importantes. Es entre los años 1920 y 1930 cuando se genera el “boom” de las revistas, algunas de ellas eran Domus y Casabella. Se inicia también el interés de los arquitectos por conocer los edificios que se publicaban en estas revistas primigenias.
Comienza así la fotografía de arquitectura, como un medio que es capaz de transformar en poesía las estructuras, emocionar con los paisajes, y el fotógrafo de arquitectura, que busca, encuentra y sabe ver la arquitectura. Hace una continua búsqueda de la luz, un estudio previo para el encuentro de un rayo de sol incidiendo sobre un volumen y también trata de resolver situaciones inesperadas, que no se pueden prever, como la acción del viento sobre las nubes, las personas en movimiento, etc. que, finalmente, hacen que una imagen sea especial y única.
El fotógrafo de arquitectura trata de entender la arquitectura, se forma en ello, sigue las tendencias de cada momento, para conseguir un determinado punto de vista de una manera interesante.
Los aspectos más importantes de la fotografía de arquitectura son la elección del punto de vista, para favorecer el valor de la intervención, la iluminación, la composición (masas, volúmenes,…), los elementos no arquitectónicos que ocurren alrededor del edificio, su contexto, etc.
El fotógrafo de arquitectura debe tener intencionalidad, porque la fotografía es un gesto crítico, desde la elección del equipo hasta la forma en la que se presentan las fotografías, y ese es el espíritu crítico que el fotógrafo debe desarrollar.