23 años, una vida, marcada y referenciada por una controversia de emociones silenciosas que ha ido conformando una identidad implantada. La aceptación social, la vida en el medio rural, la muerte prematura, una madurez forzada o el miedo a vivir se resumen en sensaciones como la angustia, la soledad, la autoexigencia, la incertidumbre, la ilusión, la nostalgia, la falsa felicidad, la incomprensión, el orgullo o la sensibilidad.
Los mejores patrones de mi vida, la confección constituyó un puente hacia un universo creado por y para mí donde expresaba todas esas emociones y sensaciones, alcanzando un estado de tranquilidad.
Hoy vuelvo a los inicios de lo que hoy considero mi profesión para interpretar aquellas emociones bajo una perspectiva actual, con un aprendizaje, madurez y capacidad racional completamente diferentes, con el único objetivo de dar respuesta a una única pregunta, ¿Quién es Julián Fernández?