Mi movilidad Erasmus+ para estudios en Matosinhos (Portugal): Pablo Bellver, ESADA

Pablo Bellver, alumno del 3er. curso de Diseño Gráfico en ESADA
Movilidad Erasmus+ para estudios en ESCOLA SUPERIOR DE ARTES E DESIGN en Matosinhos (Portugal), de febrero a junio 2025.
Mi experiencia Erasmus en Oporto ha sido una de las vivencias que más he disfrutado en toda mi vida. Desde el momento en que llegué al país, supe que quería aprovechar al máximo esta oportunidad y empaparme de la cultura y las costumbres portuguesas. Durante mi Erasmus viví momentos inolvidables y forjé amistades que han trascendido más allá de la movilidad. En esta memoria, me gustaría compartir cómo ha sido esta experiencia y cómo me ha transformado el hecho de vivir allí.
Es cierto que al llegar a un país nuevo, estando solo, sin dominar el idioma y en una ciudad que no se detiene, puedes sentir cierta ansiedad. Pero del mismo modo que Oporto te genera ese vértigo inicial, también se encarga de acogerte. Desde el primer momento quedé prendado de la belleza única de la ciudad: el río Douro, la Ribeira, el Ponte Dom Luís I, y las callejuelas angostas del centro… todo contribuía a que uno se sintiera un poquito más parte de la ciudad.
Me alojé en una residencia en el barrio de Paranhos, a unos tres kilómetros del centro. Al principio supuso un pequeño choque: mucha gente, mucho movimiento, y al ser nuevo, es inevitable notar ciertas miradas curiosas. Sin embargo, una vez superé la timidez inicial y empecé a hablar con los demás, se fue formando un grupo, en su mayoría de españoles, que poco a poco me fue presentando a más personas. En los días previos al Erasmus, uno de mis mayores miedos era sentirme solo en una ciudad desconocida, pero la realidad fue todo lo contrario. Con el paso del tiempo conocí a muchísima gente, con quienes compartí momentos y recuerdos que guardaré para siempre.
Estar allí durante cinco meses me dio la oportunidad de crecer personalmente. Aprendí a disfrutar incluso de las cosas más pequeñas, como pasear sin rumbo o sentarme en un banco a charlar con un amigo. Esa es una de las enseñanzas más valiosas que me llevo: disfrutar de lo simple. Creo que muchas veces, al vivir en nuestra ciudad, vamos tan centrados en lo inmediato que dejamos de contemplar lo que nos rodea. Los portugueses me enseñaron que la belleza se encuentra en cualquier parte. Esto está muy relacionado con su carácter, mucho más tranquilo y sosegado que el nuestro. Al principio pueden parecer distantes, pero nada más lejos de la realidad. Simplemente no suelen dar ese primer paso hacia el otro, pero cuando uno se presenta y toma la iniciativa, son personas muy abiertas y acogedoras.
La gastronomía portuguesa también me sorprendió. Es muy distinta a la mediterránea; se basa mucho en arroz, patatas y frijoles, estos últimos influenciados por la tradición brasileña. De Oporto destacaría la Francesinha, con su salsa de cerveza y cayena, pero si tuviera que elegir un plato típico de todo Portugal, me quedo con el Bacalhau à Brás. Y para cerrar la comida, un pastel de nata o unos ovos moles acompañados de un café hacen la combinación perfecta.
Estudié en la Escola Superior de Arte e Design (ESAD), situada en Matosinhos, una ciudad costera con gran tradición pesquera dentro del distrito de Oporto. Sus playas, de arena blanca e inmensas, contrastan con el profundo azul del océano Atlántico, creando un paisaje sobrecogedor.
Desde el primer día en la escuela supe que iba a disfrutar mucho allí. Si realmente te apasiona el diseño gráfico, ESAD es un lugar que te encantará. Lo podríamos denominar como un café para los muy cafeteros. La escuela está repleta de talleres y facilidades para el alumnado, que permiten experimentar y crecer como diseñador. Entre estos espacios se encuentran varios talleres de prototipado con distintos tipos de madera y herramientas para crear de forma física. También hay un taller de impresión donde se pueden usar imprentas de tipos móviles, lo que añade a los proyectos ese toque analógico que, en mi opinión, es fundamental dominar antes de pasar al ámbito digital.
Además, ESAD cuenta con talleres de joyería, costura y serigrafía, así como un economato dentro de la escuela con precios reducidos para estudiantes. Todos estos espacios están siempre atendidos por operarios dispuestos a ayudarte con lo que necesites.
La forma de trabajar allí puede suponer un cierto choque cultural. En ESAD se valora mucho más la experimentación que la función. Esto te hace darte cuenta del enfoque pragmático al que estamos acostumbrados, dejando muchas veces de lado la conceptualización y contextualización del proyecto, que en realidad es lo que le da fuerza y profundidad a nuestro trabajo. Generalmente, se nos daba más tiempo para idear que para ejecutar, con el objetivo de pulir todos los matices del concepto que queríamos representar. De esta forma, se estimula la mente para ir más allá de lo habitual, explorando nuevos horizontes antes que repetir fórmulas seguras.
Por esta razón, recomendaría ir a Oporto de Erasmus en una etapa más avanzada de la carrera. Cuando ya tienes interiorizadas las bases del diseño, esta fase de experimentación se disfruta mucho más y resulta mucho más enriquecedora.
Con todo esto, y a modo de conclusión, solo puedo decir que me siento muy afortunado por haber tenido la oportunidad de realizar mi Erasmus en la ciudad de Oporto y en la ESAD. Tengo muy claro que volveré en un futuro próximo, ya sea para continuar formándome o para trabajar, porque una parte de Oporto se ha quedado en mí, y una parte de mí se ha quedado en Oporto.