Toda silla nace de un mismo problema: un sitio donde sentarse, esta fue la única premisa asentada a la hora de trabajar este proyecto, diseñar una silla, un sitio en el que sentarse. Sin el “re-” por delante. Un gran reto a medrar como primer proyecto en solitario.
NACIMIENTO DE POLA
Formalmente Pola nace de un pequeño ejercicio de papiroflexia realizado con la simplificación del patrón de confección de una silla de montar a caballo.
Pola permite a su diseñadora centrarse en su esencia y en su filosofía y traducirlas de manera pura. Es, en esencia un asiento que indaga en la psicología y vida del usuario que ansíe comprarla (perteneciente a la generación del baby boom, cercano al mundo ecuestre, a punto de jubilarse), pues posee una forma inédita y racional, fácilmente asociable a elementos usados durante la infancia del mismo, tales como un tirachinas o un columpio.
Para su producción se realizó una primera pieza, la “cabeza”, a la que se subordinaron las patas, el respaldo y el asiento, que es intercambiable siendo esto útil en caso de roturas o como estrategia de venta, pues se pueden diseñar múltiples asientos adaptados a distintas situaciones o a modo de colección.
Así nació Pola, una silla que lleva el pasado al presente, que reconecta al usuario con elementos de su infancia, que hará de este pasado algo permanente el en imaginario colectivo de las personas que crezcan a su alrededor, impidiendo que olvidemos la raíz de lo que somos.