Mi movilidad Erasmus+ para estudios en Praga: Gonzalo Bosch, ESADA
Gonzalo Bosch, alumno del 3er. curso de Diseño Gráfico en ESADA
Movilidad Erasmus+ para estudios en SCHOLASTIKA en Praga (República Checa) desde febrero a junio 2025.
La experiencia Erasmus era algo que ya conocía porque mi hermano hizo uno en París. Influenciado por ello, quise seguir sus pasos y conocer Nantes, ya que había viajado varias veces a Francia y conocía parte de su cultura e idioma. Otra opción que me llamaba la atención era Matosinhos, en Portugal. Además, mi compañero de clase Pablo también tenía interés en ir, así que pensamos que podría ser una experiencia distinta para ambos. Finalmente, fui rechazado de ambos destinos, por lo que tuve que buscar otra opción: Praga, República Checa.
Mi experiencia comenzó a principios de febrero. Fue un cambio algo abrupto porque no tuve tiempo de asimilarlo bien entre la entrega final del proyecto en ESADA y los últimos días intensos en España. Opté por vivir en un piso para tener una convivencia más íntima y multicultural. Tuve la suerte de contar con la recomendación de mi compañera Emilie, que ya había vivido en ese mismo piso el curso anterior.
El bloque de pisos era exclusivamente de estudiantes Erasmus, lo que facilitó conocer a gente de distintos países. Conocí a la gran mayoría y tuve buena relación con muchos de ellos, aunque solíamos ir un poco aparte. En casa viví con dos chicas: Grace, de Inglaterra, y Clara, de Alemania. La convivencia fue muy tranquila y acogedora; a pesar de nuestras diferencias, congeniamos bien e hicimos distintos planes como rutas de senderismo, ir a ver un partido de hockey sobre hielo, y principalmente salir con la gente del bloque por la tarde o por la noche a diferentes lugares.
El trabajo en Scholastika estaba más centrado en el desarrollo creativo de los alumnos, lo que facilitaba seguir las clases, a pesar de que se impartían en checo. Los profesores nos explicaban el contenido y las tareas al final de cada clase, de forma grupal, a mí y a otras dos compañeras españolas. En mi opinión, la clase más destacada era la que impartía Vladimír en su propio atelier (Creative Thinking and Practice): podíamos usar todos los materiales disponibles y cada día nos proponía una idea que desarrollábamos durante unas horas, individualmente, por parejas o en grupo.
Esta experiencia ha sido especial por el tiempo que me ha hecho pasar conmigo mismo, lejos de casa, permitiéndome aprender cosas nuevas y desarrollarme personalmente. Aun así, no faltaron las visitas. A los pocos días de comenzar mi estancia, vino mi pareja, Cristina, para ayudarme en la llegada, conocer la ciudad juntos y adaptarme a esta nueva etapa más independiente. Tiempo después, vino por sorpresa en mi cumpleaños. Fue un momento muy significativo porque pensaba que pasaría ese día sin mi gente de España. Aprovechamos para visitar Viena, recorrer museos y descubrir más rincones de Praga, recargando energía con alguien querido.
Poco después de la segunda visita de Cristina, vino mi amigo Curro. Juntos exploramos tiendas de ropa vintage, distintos barrios más periféricos de Praga y pasamos tiempo de calidad. En el último mes me visitaron mi madre y mi hermano. Les mostré la cultura y la gastronomía checa por toda la ciudad y también viajamos a algunos pueblos que parecen sacados de un cuento, como Český Krumlov. Como última visita, vinieron mis amigos Lucas y Migue. Compartimos unos días tranquilos tras la entrega final en Scholastika, les enseñé la ciudad, disfrutamos de la vida nocturna y me ayudaron con la vuelta a España.
En conclusión, estos meses han sido de desarrollo y crecimiento personal. Me he enfrentado a diferencias culturales como el idioma, la moneda o la forma de vida en la República Checa. Sin embargo, ha sido una experiencia profundamente enriquecedora y, sin duda, la volvería a repetir.
